viernes, 31 de agosto de 2018

Fundación del Club Náutico Orinoco


Luego de numerosas reuniones iniciadas el 26 de abril de 1976, quedó legal y definitivamente  fundado en 1977 el Club Náutico Orinoco de Ciudad Bolívar, con carácter de compañía anónima, apuntando hacia el aprovechamiento del Orinoco con fines turísticos.
El Club se constituyó con 227 miembros que aportaron a través de acciones un capital inicial de medio millón de bolívares y votaron por el capitán Abraham Pérez Camejo para presidente.
Lo acompañaron  en esa primera directiva: Nerio Carmona Paoletti en calidad de  Vicepresidente; Julio Barreto, Tesorero; Hugo Márquez Vivas, Secretario; Edita de Pérez, Vocal; Norma de Barreto, Vocal; Miguel Salame, Vocal; Antonio Rosales, Rafael Mejías y Víctor Salame; Suplentes; Pedro Medina, Phillips, Comisario, y Alí Jiménez, asesor jurídico.
La Compañía Anónima definió como objeto preferente el Turismo Náutico y como objetivos: Ser propietaria de edificaciones, instalaciones, embarcaciones y vehícu­los automotores para fines sociales, recreacionales y turísticos. Desarrollar tantos los deportes náuticos, acuáticos y de pesca, como las disciplinas deportivas usualmente practicadas en tierra firme.  Efectuar actos sociales, eventos festivos y de competencias tradicionales. Impulsar de una manera integral el turismo proporcionándole al visitante una máxima comodidad y placentera estadía. Organizar excursiones náuticas o terrestres de recreo preferiblemente regionales tratando de demostrarle al turista nuestras bellezas natura­les de nuestro suelo guayanés y proporcionándole la mejor oportuni­dad de descanso, placer y distracción.
El Club Náutico Orinoco se constituyó con un capital social de  500.000,00 bolívares dividido en 500 acciones con un valor nominal de un mil bolívares cada una.  Los interesados no podían adquirir más de cinco acciones.
Todos los Accionistas tenían derecho a un voto por cada. Acción y podían postularse o ser postulados para los cargos de directivos o para otros que pudieran desempeñar dentro de las actividades comerciales de la Compañía.
Entre los primeros presidentes del Club, aparte del inicial  Abraham Pérez Camejo, estuvieron  Pedro Medina Phillips, César Gil Páez y Nerio Carmona. El redactor de esta columna también participó como miembro fundador con dos acciones. Entones le compré la lancha “Elizabeth II” a mi hermano José Jesús Fernández en Cumaná.  La registré en la Capitanía de Puerto (Certificado de matrícula ARSI-D-005) y en ella pasearon por el río, entre otros,  Alejandro Otero, Vinicio Romero Martínez, Ricardo Maya Belkis Domínguez y mi madrina Asunción de Salazar, madre del poeta Víctor Salazar, ganador del Premio Latinoamericano de Poesía y del Concurso de cuentos patrocinado por el Concejo Municipal de Heres.
El 8 de marzo de 1987, después de diez años, pedí mi desincorporación como miembro del Club porque me estaba saliendo costosa la membrecía, toda vez que las cuotas mensuales terminaron por comerse el valor de las acciones  (siempre creí que los fundadores no tenían por qué pagar cuotas de miembros).  La lancha se la  regalé a “Corocoro”, el pescador más antiguo del Orinoco, y el motor fuera de borda a Amílcar Fajardo para que fuera a trabajar las minas en su tierra natal de Tumeremo.  (AF)

jueves, 30 de agosto de 2018

El Orinoco navegable día y noche.



La ejecución del balizaje durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, permitió la navegación día y noche por el Orinoco desde el Delta hasta el Jobal, un poco más allá de Caicara.
El contralmirante John Dipalo Pocaterra, comandante de la base naval de Ciudad Bolívar al hacer el anuncio dijo que los trabajos estaban prácticamente concluidos y que la materialización se haría efectiva a partir de mayo cuando las aguas del río están en su nivel más bajo.
       La señalización se hizo fundamentalmente sobre piedras y pueden ser detectadas por cualquier barco dotado de radar, lo cual facilita la navegación por lo menos durante diez meses al año. En período de aguas altas pueden navegar buques hasta 8 pies de calado y hasta de tres en tiempos críticos de reflujo.
       En esa ocasión el contralmirante Dipalo Pocaterra, acompañado del capitán de navío Gonzalo Francisco Merino Valery y otros oficiales, hizo un recuento de la actividad de la Armada en año y medio que tenía la base en Ciudad Bolívar y habló de un nuevo puesto oficial  en el Delta el primer semestre del 86, zona estratégica, entrada y salida del río, desguarnecida.
       Otro puesto naval había sido instalado en El Amparo, frente al Arauca, en la frontera con Colombia y cerca de una zona donde existe actividad guerrillera.
       Las unidades de la base en cada recorrido que hacían por el Orinoco solían prestar asistencia social a las familias ribereñas o isleños que viven de la pesca y la siembra.  Para la fecha habían atendido a 800 personas, muchas de las cuales jamás habían visto a un médico. Cumplían este servicio con el mismo personal médico asistencial de la Armada y también con dos médicos de la V División. De Selva.
       Entonces se hablaba con insistencia y optimismo sobre la canalización, acondicionamiento y mantenimiento del Orinoco y sus afluentes como vía de navegación toda vez que ello permitiría establecer un sistema de transporte masivo y barato.
Se hablaba de canalizar el río en forma que guardara relación con el desarrollo logrado. Para el acondicionamiento del río como vía de navegación, Rafael de León, por la CVG y Alberto Rodríguez Díaz, por el MOP propusieron el siguiente esquema: Navegación de gran calado hasta Matanzas pudiendo llevarse hasta Ciudad Bolívar dependiendo del desarrollo industrial de Ciudad Guayana y de los requerimientos en relación con la explotación de la Faja Petrolífera del Orinoco.
En Ciudad Guayana podría acondicionarse un puerto para recibir buques porta­dores de gabarras ( tipo LASH o SEABEE ) que continuarían la navegación aguas arriba hasta Puerto Ayacucho y por el Apure hasta Guasdualito, por el Portuguesa hasta El Baúl, por el Guanare hasta Arismendi y el Uribante hasta Agua Viva y tal vez hasta Guacas.
La utilización de barcos portadores de gabarras oceánicas convertiría a los puertos fluviales de poco calado, en el Orinoco y sus afluentes en puertos oceánicos no distantes de grandes ciudades como San Cristóbal y Valencia. El ingreso de Venezuela al Pacto Andino y la carretera marginal de la selva que ha de llegar hasta Pedroza o Guasdualito imprimen gran vigencia a la idea de utilizar el Apure como vía de transporte, lo cual favorece al país en mucho mayor grado que la navegación por el Meta. Deben adelantarse los estudios acerca de las posibilidades de utilizar el Apure como vía de transporte.
       La navegación por el tramo de Ciudad Guayana a Cabruta podría desarrollarse creando  una infraestructura necesaria para ello, en base a los insumos  y productos de las plantas industriales de Ciudad Guayana.(AF)


Convenio del Río Orinoco


El ministro de estado para la CVG, Leopoldo Sucre Figarella (en la foto) y los gobernadores de Bolívar, Andrés Velásquez; Anzoátegui, Ovidio González; de Apure, José  Montilla; Guarico, Modesto Freites; Delta Amacuro, Emery Mata Millán y del Territorio Federal Amazonas, Edgar Fallardo, suscribieron en la mañana del 14 de octubre de 1990, un convenio del área de influencia del río Orinoco.
       Este convenio, cuya firma presenciaron además el ministro de la Cultura José Antonio Abreu, el gobernador de Sucre, Eduardo Morales Gil; el viceministro del Transporte, José Luis Bruzual, entre numerosos representantes de instituciones civiles, políticas, militares y eclesiásticas, tiene por objeto articular un programa orgánico para complementar recursos y acciones en las áreas de planificación o relación y desarrollo del río Orinoco y sus afluentes, respetando la división territorial del país.
       Asimismo, orientar el aprovechamiento de los recursos naturales renovables y del espacio, preservar los medios naturales de alto interés ecológico y adaptar los grandes proyectos a la especificidad del medio físico. Reforzar los sistemas actuales de organización favoreciendo la integración de las actividades económicas de cada uno de ellos, de acuerdo con el plan de ordenamiento territorial.  Orientar las acciones hacia los centros poblados donde se localicen problemas ecológicos, agrícolas, forestales, pecuarios y mineros para la instalación de la infraestructura de apoyo requerido, tal como el procesamiento de la producción en sí como para garantizar condiciones de vida aceptables para la población con una eficiente distribución y comercialización de su producto.
       Un quinto punto del convenio establece, provocar condiciones para ocupar eficientemente espacio regional orinoquense mediante el desarrollo y consolidación de sus centros urbanos subregionales y locales. Por otra parte, dirigir los esfuerzos para el desarrollo agrícola hacia una agricultura mecanizada, industrializada y rentable; recopilar y evaluar los estudios existentes sobre la navegabilidad del río Orinoco en toda su extensión permitiendo con ello convertir a Venezuela en el primer país sudamericano que tenga lista su cuota del canal continental, constituida por la unión de los ríos La Plata, Paraná, Amazonas, Río Negro y Orinoco.
Por otra parte, el ministro Presidente de la CVG, Leopoldo Sucre Figarella, durante el acto del 30 aniversario de la Escuela de Geología y Minas de la Universidad de Oriente, declarar que el desarrollo de la actividad minera previsible, ya contemplada en los planes estratégicos de la CVG y sus empresas mineras para el periodo de 1990/1994, nos permite señalar que requerimos la participación de más de 300 geo-científicos adicionales a los que ya laboran en Guayana, anuncio
El ministro ratifico la voluntad de la CVG para continuar la construcción del edificio sede de la escuela de Geología y Minas, para el cual dijo ya ha recibido parte del aporte presupuestario requerido y de cuya conclusión y puesta en servicio garantiza a toda la comunidad universitaria congregada en el campo de La Sabanita donde hace 30 años inicio la escuela sus actividades académicas, bajo la dirección del Doctor  José Nancy Perfetti, Dimiti, José Baptista Gomes y Galo Yánez.
El Ministro manifestó su preocupación por la huelga de 150 mineros  en protesta por haber sido desalojados  del Bajo Caroní que acusa, según estudios de técnicos de Edelca y otras instituciones científicas, alta contaminación mercurial que afecta el agua de consumo de la población.
       El problema social que significó el desalojo de estos mineros se agravó por no haberse previsto de antemano el destino de reubicación, para que continuasen sus labores de minería sin utilizar monitores hidráulicos, que son los causantes de la depredación y el mercurio.
       La huelga comenzó en la Iglesia Catedral y posteriormente en la Plaza Bolívar, de donde fueron desalojados por la fuerza pública.(AF)

       

miércoles, 29 de agosto de 2018

Las Lavanderas del Orinoco



LAS LAVANDERAS DEL ORINOCO
Durante largo tiempo la ropa, tanto de ricos como de pobres, era lavada en el río o en los remansos de los morichales.  Muy raro el viajero que hiciera parada en Ciudad Bolívar y no se refiriera a las Lavanderas del Orinoco.  En 1868, el explorador alemán Carl Geldner le dedica un párrafo en su diario de viaje “la encontramos aquí riéndose y hablando, parada en el agua hasta las pantorrillas pegándole tanto la ropa gruesa como la más fina sobre pedazos de roca”.  Ciertamente la ropa la estregaban con una tusa de maíz o golpeándola con una porra y en vez de jabón utilizaban el jugo del paraparo que tiene propiedades detergentes muy naturales.
            En la Quebrada de la Logia que cursa por el traspatio de la Casa de San Isidro, se lavó durante mucho tiempo y muy cercana a ella pasa una vía empedrada llamada El Trabuco por donde se iba hasta la ciudad. Por allí dice la tradición que Bolívar se dirigió a instalar el Congreso de Angostura. Esa vía pasó a llamarse “Callejón de los aparecidos” porque, al decir de quienes experimentaron el fenómeno sobrenatural, después de la muerte del Libertador en 1830 se sentían los pasos de los oficiales encargados de su escolta.
            De suerte que las lavanderas, por temor a ese espanto, no madrugaban ni lavaban hasta muy tarde en el Morichal de San Isidro.  El mismo comportamiento asumían para lavar en el Orinoco, aquí era por temor a los Caimanes que asomaban su hocico por las riberas del puerto de  la Aduana y en las bocas del Orocopiche sobre el Orinoco. Había uno por la zona de Orocopiche que no dejaba en paz a las tradicionales lavanderas del sector. Este fue capturado el 3 de julio de 1950, entre la Boca del San Rafael y La Toma, cerca de la Cerámica, por el Mayor José Antonio González, jefe militar de la plaza, Jorge Suegart, director de El Luchador y un hijo de éste que así se lo propusieron de manera exitosa.
            Las lavanderas del Orinoco utilizaban en su oficio cotidiano una porra llamada “Manduco” para sacarle el sucio a la ropa, igualmente un vegetal que llamaban “estropajo” y a falta de jabón utilizaban la pulpa del fruto del Paraparo, árbol que abunda en el Cerro del Zamuro.
Los frutos alargados del estropajo contienen un esponjoso tejido fibroso que al secarse, las domésticas lo utilizaban para lavar no solamente la ropa sino platos y demás utensilios de la cocina. Igualmente era usado para el baño. Tan bueno y reconfortante era bañarse con esta esponja vegetal dio lugar al dicho en boga de que “no hay nada como bañarse con estropajo”.

En cuanto al manduco como instrumento para lavar la ropa fue adoptado en tiempos de la Colonia en manos de los indígenas y así se extendió hasta muy avanzado el siglo veinte, por lo tanto  es una herencia indígena colonial y en la vecina Colombia es tan popular que las mujeres cuando van a lavar a la orilla del río suele entonar esta canción que con ciertos agregado popularizó el músico y compositor Gilberto Simoza: “Mi mamá me dio el manduco / El manduco pa' la ropa / El manduco pa' lavá /  Que mi manduco pa' la ropa / El manduco pa' lavá / La comadre Josefina / Ya no presta su manduco /   Porque el negro Juan Bautista / Se lo lleva pa' pelear / Que mi manduco pa' la ropa / El manduco pa' lavá / Que mi manduco pa' la ropa / El manduco pa' lavá / Ese negro Juan Bautista / Lo que quiere es pelear / Y no ayuda a Josefina / Que tiene que trabajá / Que mi manduco pa' la ropa /
El manduco pa' lavá / Que mi manduco pa' la ropa / El manduco es pa' lavá!” (AF)

Develación del Orinoco y el nombre de Guayana



Diego de Ordaz, un valiente militar hispano, lugar teniente de Hernán Cortez en la conquista de México, el primero en escalar el volcán Popocatepetl en fase de erupción, figura en los anales de la historia de la conquista del Nuevo Mundo, como el legítimo descubridor y explorador inicial del Río Padre de todos los ríos de Venezuela, que en 1530 era conocido por los propios aborígenes con otros nombres correspondientes a su lengua, al final unificados con el autóctono Urinokú, con la variación gramatical Orinoco, sin perder la etimología de Ori, confluencia y noco, lugar (lugar de confluencia).
         Las investigaciones históricas relata que el 20 de octubre de 1530. Diego de Ordaz, en calidad de Comendador, Adelantado y Alguacil Mayor, zarpó de San Lucas de Barrameda rumbo al Nuevo Continente a la conquista y poblamiento de nuevas tierras conforme a la Capitulación expedida en Madrid, vale decir  las que van  desde el Marañón (Amazonas) hasta Macarapana, en el Golfo de Paria.
Diego de Ordaz, conforme a los términos de la Capitulación iba ser gobernador de las tierras por él conquistadas  “por todos los días de vuestra vida con salario de setecientos veinticinco mil mares (maravedíes) en cada un año contados desde el día que vos hizieredes a la vela en estos nuestros reinos, para hacer la dicha población e conquista, los cuales vos an de ser pagados de las rentas e derechos a nos pertenecientes en la dicha tierra que assy abeys de poblar”.
Su primera escala para reforzar con más recursos la expedición, fue en las Islas Canarias de donde desplegaron velas el 13 de diciembre de 1530, día de Santa Cecilia, cuatro naves con 600 hombres y 36 caballos a su mando.  Zarparon con buen tiempo de Tenerife rumbo a tierras vagamente conocidas y, por lo tanto, inexploradas, que parecían jurisdiccionales del Río Marañón, pero fuera de las posesiones del Reino de Portugal.
         Luego de prolongados períodos de calma y tempestades que lo desviaron de la ruta y disgregaron las naves, avistaron tierra dos grados por encima del paralelo equinoccial, a los veintiséis días de navegación. Pero no hallaban lugar adecuado para fondear los barcos y centrar su comando de operaciones hasta que lo vieron en Paria ya a mediados del mes de marzo de 1531.
         Pero Paria, al igual que Cubagua, era jurisdicción discutible, pues allí Antonio Sedeño, Gobernador de Trinidad, tenía un Fuerte al mando de Juan González de Sosa; de todas maneras, Ordaz impuso su fuerza y utilizó al propio Juan González, al mando de un grupo de sus hombres, para hacer una exploración previa del estuario. González, no obstante, se aventuró hasta la propia desembocadura del Caravaca, como los indígenas se referían al Río Caroní. Allí él y su compañía escucharon por primera vez de boca de los indígenas que sobrecogidos de asombro y curiosidad los recibieron como seres extraños: ¡Uayana! ¡Uayana! Y, con ese nombre, para siempre, queda señalada estas tierras selvosas avasalladas por inmersos caudales de agua.
La exploración y buenas noticias de Juan González y su tripulación abrieron camino y entusiasmo a Diego de Ordaz para acometer su aventura de remontar por vez primera el Orinoco hasta la desembocadura del Meta al encuentro de tierras ricas y promisorias.. El raudal de Carichana no le permitió seguir adelante. A su vuelta a Paria, muchos de sus soldados, irritados por el despotismo con que a veces los tratara y descontentos por el fracaso de la expedición, pues no dieron con lo que buscaban no obstante la pérdida de recursos humanos y bienes materiales, lo delataron ante Pedro Ortiz de Matienzo, Gobernador de Cubagua. Éste lo redujo a prisión y lo llevó para Santo Domingo. La Audiencia lo declaró inocente, pero de regreso de Santo Domingo a España para tratar en alzada de dirimir el asunto, Ordaz murió repentinamente en alta mar, verano de 1532, posiblemente envenenado por su demandante Ortiz de  Matienzo.(AF)
               


martes, 28 de agosto de 2018

Una Autoridad sobre el Orinoco


Los ministros Leopoldo Sucre Figarella (en la foto) y Juan Pedro del Moral, instalaron en Ciudad Bolívar la comisión designada por el Presidente de la República para el ejercicio de una autoridad sobre el río Orinoco.
      El acto tuvo lugar el 17 de julio de 1987, en el auditorio del edificio de la CVG,  muy concurrido con representantes de los sectores institucionales públicos y privados y representantes de los gobiernos de Anzoátegui, Territorios Federales Amazonas y Delta Amacuro y altos ejecutivos cevegistas.
      La autoridad del Orinoco pasó a presidirla el contralmirante Carlos Luengo Romero, por el MTC; vicealmirante ® Víctor Núñez Rodríguez, secretario ejecutivo; ingeniero Leopoldo Sucre Figarella por CVG; Luís David Contreras, del Ministerio de Hacienda; contralmirante Walter Becerra Contreras, Ministerio de Relaciones Interiores; contralmirante Carlos Pulido Salvatierra, Ministerio de Relaciones Exteriores; contralmirante John Di Palo Pocaterra, Ministerio de la Defensa; ingeniero Massei Berti, Unidad de Programación Especial de la Región Sur-Oeste de Venezuela; arquitecto Carmen Delgado, Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables. 
      El objetivo de esta comisión: ejercer una autoridad única e integradora sobre el Orinoco.      Son muchas las tareas que  debía cumplir, pero todas con un común denominador: la necesidad de convertir al Orinoco en una real y verdadera vía de comunicación capaz de integrar los desarrollos agrícolas e industriales del Norte del país, al programa de desarrollo de Guayana y a su vez integrar a ésta con el resto del mundo.
      Sucre Figarella habló de disponer en el centro mismo de nuestra geografía de una verdadera “autopista” como alternativa para descargar nuestras carreteras.
      Esto –enfatizó- debe materializarse cuanto antes, para activar el transporte de cabotaje a lo largo del río, disponer de facilidades portuarias a un costo menos oneroso para el comercio interno de los productos industriales y agrícolas; diferenciar el tratamiento tarifario y de peaje entre el cabotaje y el transporte de importación y exportación.
      Al destacar la importancia del Orinoco para el futuro del país, Sucre Figarella señaló que casi el 80% del territorio nacional corresponde a la cuenca del Orinoco y que en esa porción del país se encuentra el desarrollo industrial y minero de Guayana que es la alternativa no petrolera del futuro nacional.
      Por su parte el ministro Juan Pedro del Moral reforzó lo dicho por le ministro-presidente de la CVG, expresando que esto de la autoridad única del río es para que haya una verdadera coherencia y coordinación en el desarrollo integral y racional del Orinoco, y al mismo tiempo que se cuida de la preservación de su equilibrio ecológico.
      Con la autoridad única podrá centralizarse el cúmulo de competencias, funciones y programas vinculados al río y con los cuales tienen que ver 12 ministerios, la Oficina Central de Coordinación y Planificación, 3 corporaciones regionales de Desarrollo; 3 institutos autónomos prestadores de servicios; 19 concejos municipales y 16 empresas del Estado entre otros.

      Dijo el ministro que el gobierno nacional ha hecho énfasis de buscar la forma como podamos desarrollar la parte eje Orinoco-Apure de una manera integral que permita la incorporación de vastos territorios que hoy todavía necesitan servicios de muchas formas y de muchas maneras. En ese sentido se realizan obras de infraestructura que permitirán apoyar y multiplicar la acción en cada una de las regiones por donde el eje transcurre. (AF) 

lunes, 27 de agosto de 2018

El Hovercraft o aerodeslizador en el Orinoco


El 7 de mayo de 1968, se deslizó a seis metros de la orilla del Orinoco en el puerto de Ciudad Bolívar,  el Hovercraft, aerodeslizador británico de diez toneladas que pudo salvar felizmente los raudales que impiden la navegación corrida por el Río Padre.
El Hovercraft había partido el día 10 de abril con un equipo de geógrafos, investigadores, escritores y fotógrafos británicos, desde el brasileño puerto de Manaos sobre el río Amazonas, remontando el Río Negro, luego el Orinoco a través del Brazo Casiquiare hasta llegar a Ciudad Bolívar y finalmente San Félix en recorrido de 3.200 kilómetros.
Esta expedición organizada por  “The Geographical Magazíne”, estaba conducida bajo el patrocinio del Duque de Edimburgo interesado en la historia natural y en la vida selvática de la América Latina.  También la respaldaba el Ministerio británico de Tecnología, con dos propósito fundamentales: desarrollar un programa planificado de investigación geográfica - científica en una región relativamente inexplorada y demostrar cómo el aerodeslizador puede operar en aguas innavegables para cualquier otra nave motorizada y cómo, por lo tanto, puede abrir zonas remotas y contribuir a su desarrollo.
La expedición, dirigida por el señor Michael Eden, de 31 años, profesor de Geografía en la Universidad de Londres, duró un mes y sus hallazgos analizados por varios organismos universitarios y puestos a disposición de los gobiernos interesados.

Al entrar la nave en territorio venezolano, pilotada por Mr. Don. Ellis, embarcaron en ella en Piedra del Cocuy, el doctor Ernesto Medina, ecólogo de la Escuela de Biología de la Universidad Central, el Teniente coronel Evelio Colmenares Leal  de las FAC y el Capitán Jacobo Yépez Daza, del Ejército,  quienes se unieron a la expedición hasta el final. Después de la expedición, el Hovercraft despegó desde la Playa La Cocuyera de Ciudad Bolívar, se deslizó sobre el Orinoco hasta el Delta y  cruzó el mar hasta la Isla de Trinidad.(AF)

La popular Cachama del Orinoco


El 20 de julio de 1991, la Fundación La Salle suscribió un convenio con el Gobierno de Andrés Velásquez por medio del cual la dicha Fundación, presidida por el Hermano Ginés, se comprometía  a producir  por métodos muy particulares de la piscicultura  la especie fáunica del Delta del Orinoco conocida como Cachama.
       Los juveniles de la Cachama capturados en el Delta serían sembrados  en unas formas de nasas especiales sumergidas en  las aguas represadas de la hidroeléctrica Macagua para ser cultivados hasta edad adulta, apta para el consumo y por lo tanto ofrecidas a precios solidarios a la población pobre de Guayana.
       La Cachama, llamada “Obi” por los indígenas Warao fue observada científicamente por primera vez en 1818 por el naturalista francés Georges Cuvier, creador de la anatomía comparada y de la paleontología.
       Su habitat natural es el Delta medio y su captura suele darse el  canal principal de los caños Mánamo y Macareo.  Se halla ampliamente distribuida tanto en la fase adulta como en su fase juvenil en las lagunas de inundación ubicadas a todo lo largo del Orinoco, particularmente el Orinoco medio  desde Barrancas hasta Caicara.
       La proteica Cachamaa se atrapa con redes de ahorquie y los waraos prefieren capturarla con el arco y la flecha en las zonas de inundación cuando se mueve superficialmente en procura de las frutas que les sirven de alimento, aunque tiene hábitos comprobadamente omnívoros.
       La Cachama pertenece a la misma familia del Morocoto y se diferencia de éste virtualmente por su coloración.  Goza de gran demanda y la posibilidad de inducirle la reproducción artificialmente y la abundancia de juveniles en las áreas de rebalse, es por lo que la Fundación La Salle ven en este pez grandes posibilidades para la piscicultura.
En “Venezuela tuya” encontramos que la Cachama es un pez de agua dulce, de la familia de los carácidos, a la que pertenecen los caribes, los morocotos, las palambras y las palometas. La familia Characidae posee el mayor número de especies de peces de agua dulce en Venezuela. Además, muchas de ellas son especies de valor comercial.
La cachama adulta mide casi un metro de largo, y puede pesar unos 18 kilogramos. La coloración del vientre suele ser clara, blanquecina, contrastando con el color dorsal, que puede ser amarillo o negro en distintos individuos. Es un pez robusto, de abundante y apetecible carne.
La cachama ha sido adaptada al cultivo en estanques, pues soporta con facilidad las condiciones de cautiverio y manejo en medios artificiales. Crece rápido y se desarrolla bien en cautiverio, sobrepasando a veces los veinte Kilos. Una hembra es capaz de producir un millón de huevos.
Se alimenta a base de frutas que producen las plantas de ribera y de diversos invertebrados acuáticos. Esto facilita la obtención de alimento para cuando se la mantiene en cautiverio en las granjas.
Por su parte el biólogo Daniel Novoa, quien realizó un estudio detenido del pez dice en su libro “Los Recursos pesqueros del Orinoco y su explotación” que  la  cachama tiene una amplia distribución tanto en el Delta superior como inferior y ha sido reportada a lo largo de los diferentes caños hasta las "barras". En el Orinoco medio se conoce su presencia desde Barrancas hasta Caicara.
Es de hábitos alimenticios omnívoros, aunque fundamentalmente fru­gívoro. En el estómago de varios ejemplares examinados se han en­contrado frutas de diferentes árboles y arbustos que crecen a orillas de caños y lagunas, tales como guayaba, temiche, tapara, caramacate..
       . Una hembra puede producir hasta 938.000 huevos aproxi­madamente. El desove se produce en zonas protegidas, inundadas, durante el período de crecimiento de las aguas.(AF)


Ecocidio en cabeceras del Orinoco


Los documentalistas Jorge Solé y Pedro Trebbau, quienes filmaban para la Coproducción con la TV de Alemania Federal la serie “Grandes Ríos del Mundo”, paisajes del Orinoco, se dieron cuenta de un desastre ecológico que crecía en las cabeceras del gran río.
     A través de sus cámaras registraron los estragos causados por 3.500 garimpeiros diseminados en la región de los Yanomami. Con instrumental avanzado, avionetas y helicópteros, explotaban oro en una zona de 3 ó 4 hectáreas que previamente habían deforestado.
     Los indios del Orinoco decían que Amalivaca periódicamente venía, dejaba testimonio de su grandeza divina y se iba. Algo parecido, pero a la inversa,  estan haciendo los garimpeiros. Vienen del otro lado de la frontera, dejan la huella de su usura dorada, se van y vuelven tantas veces como se lo permita la desguarnecida inmensidad de la selva. (AF)
        



domingo, 26 de agosto de 2018

La Raya buena para los asmáticos




Pero la raya, con todo y ser siniestra, tiene su lado bueno como contrapartida. La de mar en oriente la con­sumen haciendo con su carne un excelente y bien condimentado pisillo y otro lado bueno de la raya o del hígado de ella, es que contiene una substancia terapéuticamente utilizada para favorecer a los asmáticos.  En oriente comúnmente lo denominan "Aceite de raya" y según quienes han sido favoreci­dos es lo más efectivo contra el asma. Para obtenerlo se sigue el mismo procedimiento empleado en la elaboración del chicharrón. Antiguamente ese mismo aceite lo utilizaba la gente para el alumbrado con mecha de algodón.
      Por supuesto,  que para una buena porción de aceite se  requieren unos cuantos hígados si éstos son de rayas pequeñas o medianas aunque hay rayas real­mente portentosas como la manta capaz de voltear una embarcación. Señalamos antes que el padre Gumilla pescó una de 35 kilogramos, pero las hay de 50 kilos que han sido captura­das con trenes ahorcadores
En oriente los pescadores expe­rimentan terror por una más redonda que romboidal que lla­man "chupare". Esta raya es de cuero áspero como una lija y su pinchazo considerado casi mor­tal. Habita al sureste de la isla de Coche, entre Cubagua y Margarita, al igual que otras conocidas como raya blanca, procicona, guarapara y una que tiene el nombre "guayanesa" muy fina, delgada y sin púas, inofensiva. ¿Por qué los orienta­les la identifican con el gentilicio de los bolivarenses? Nadie pare­ce saberlo, tal vez hayan querido asociarla con la bondad y genti­leza de la mujer de estas tierras calientes del Orinoco donde sólo se conoce la Potranotryzon que hay que espantar con un bastón para evitar lo que le pasó a moseiur Francois Burban. (AF)

La Raya del Orinoco



Hubo un tiempo en que para caminar por la orilla del Orinoco había que hacerlo como los ciegos, protegido de un bastón con el cual se sondeaba la

arena antes de marcar el paso. Ciertamente que visto el hom­bre así, uno puede suponer que se trata de un invidente que a falta de lazarillo, va con su caya­do detectando la posibilidad de un hueco, una piedra o cualquier obstáculo en el camino; pero no, se trata de la manera más prácti­ca de evitar la raya, ese pez de forma romboidal armado de una o más puyas ponzoñosas, desga­rrantes y en muchos casos morta­les.
Si riesgoso era nadar en el río por temor tanto a los saurios como a los Caribes, más lo era andar descalzo o frágilmente cal­zado por la orilla con los pies sumergidos porque aunque la raya es pez de fondo siempre busca la costa a los efectos de su reproducción, sin temor a que la aplasten porque ella de por sí está siempre aplastada contra el suelo, sobresaliendo sólo de su cola una o más puyas, dentadas como una sierra.
Bien es verdad que la raya es temible por su puya tan terrible, pero nada desmiente que aprove­chada en la cocina es toda una vianda deliciosa. Su carne carti­laginosa se presta para un pisci­llo con el cual son más apeteci­bles tortillas y empanadas. Si buenas las de chucho o cazón, inigualables las de raya, dice la gente de mar, porque la raya, mucho más que del río, es del mar. Clasificadas existen unas cien especies de mar, pero las de agua dulce, al menos las de los cuerpos de agua continentales de Venezuela, son las del género Potranotryzon y Paratrigon. La propia del Orinoco es la Potramotryzon, localizables cerca de las playas de fondo arenoso y ensenadas arcilla-arenosamás por la noche que en cualquier hora del día. A veces son tan grandes, que les cuestan reingresar al canal principal del río.
     En Moitaco existe la sepultura de un francés que murió luego de padecer el puyazo ponzoñoso de una Raya del Orinoco.   Venir de tan lejos a morir en una desolada playa del Orinoco, puyado por una raya, jamás pasó por la mente de Francois Burban, un marino francés (bretón) que se sumó a su paisano, el explora­dor etnógrafo Jules Nicolás Crevaux, junto con el farmaceuta Le Janne y el ayudante Apatou, para realizar un viaje por el Guaviare y el Orinoco, entre agosto de 1880 y mayo de 1881.
El infatigable Crevaux, en su cuarto viaje iniciado en agosto hacia Sudamérica, remontó el Magdalena, atravesó los Andes y descendió por el oriente con des­tino al Orinoco, por la vía del Guayabero y Guaviare, totalizan­do 101 días de navegación flu­vial. Todo iba relativamente bien hasta que, estando en Mapire, en el amanecer del 22 de enero, Francois Burjan dio unos pasos en el río para tomar agua clara y sin la debida precaución pisó una raya que le causó heridas en ambos pies. Relata el propio Creveaux (El Orinoco en dos direcciones/Edición Fundación Cultural Orinoco/1988) que sólo se le veían a Francois dos puntos negros, uno en el talón derecho y el otro en un dedo del izquierdo y que Apauto (negro de la Guayana francesa), familiariza­do con este tipo de accidente, no vaciló en chupar las dos heridas, mientras Le Janne le colocaba gotas de ácido fénico. Pero aún así el dolor le era insoportable y Francois gritaba desesperado.
Al siguiente día partieron dese­osos de llegar a Ciudad Bolívar y en el curso de la navegación en una canoa grande con techo, acamparon a la entrada de los raudales del Infierno. Luego zar­paron, pero antes de llegar a Moitaco, Francois expiró con las piernas necrosadas hasta la pan­torrilla. (AF)



jueves, 23 de agosto de 2018

La Lucha de la Ciudad contra el Río


Después de la gran crecida de 1943 que transformó el Centro Urbano de Ciudad Bolívar en una isla más del Orinoco, se planteó la urgencia de levantar la muralla que impide al Río rescatar sus viejos predios, pero no fue sino veinticuatro  años después,  que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de  Obras Públicas (MOP) resuelve elevar la cota del Orinoco frente a Ciudad Bolívar. Tocó, por consiguiente, esa tarea gubernamental al Presidente Raúl Leoni siendo Ministro de Obras Públicas, el ingeniero, también guayanés, Leopoldo Sucre Figarella.
         Entonces,  El Paseo Orinoco fue trasformado para elevar la cota de protección de la ciudad contra las periódicas crecidas del río e inaugurado como tal  en 1967 junto con el Puente Angostura. Consta de ocho secciones y dos vías de circulación divididas por una isla de 1.500 metros con árboles corpulentos, acera, pasarela a la margen del río, jardines, puesto de descanso, faroles, zonas de estacionamiento, sistema de sonido para música ambiental y varios bustos de próceres civiles.  Actualmente se halla muy disminuido y maltratado.  Debe ser rescatado y vuelto a su estado inicial.  En 1975, el gobernador Domingo Ávares Rodríguez, prolongó la parte oriental, desde la Capitanía de Puerto hasta la Urbanización Los Coquitos aunque aislando las dos inmensas lagunas del Medio y Los Francos que la CVG pensaba rescatar mediante un proyecto que debido a los último cambios de Gobierno no han podido ejecutar que deben ser rescatadas para llevar adelante el proyectado Acuario del Orinoco.
         Gracias, pues, a esas acertadas gestiones,  Ciudad Bolívar ha quedado altamente protegida de severas inundaciones o crecidas descomunales como la que ahora nos amenaza rompiendo todos los records históricos: 1892 (18,14 msnm), 1909. (17,80) 1927 17,14 msnm) 1943 (17,95), 1946 (17,42,  1951 (17,65)  1954 (17,40)  1962 (1 (17,39)  1967 (17,38= 1976 (18,08) 2018 (18… (AF)


Paseo Falcón de Ciudad Bolívar


El 20 de febrero de 1910, el Gobierno movilizó a la ciudadanía bolivarense para celebrar el aniversario de la Guerra Federal  que recuerda la misma fecha de 1859 en que se inauguró un sistema de gobierno republicano distinto. 
Para conmemorarlo el Presidente del Estado, Arístides Tellería,  puso en servicio el Dique de la Laguna del Medio y el Paseo Falcón donde se levantó la estatua del conductor de esa guerra, general Juan Crisóstomo Falcón.
Desde entonces el llamado Paseo La Alameda desde 1817, pasó a llamarse “Paseo Falcón” o sea, el tramo comprendido entre la calle Dalla Costa y La Aduana porque la parte comprendida desde el Puerto Blohm hasta el Mercado se llamó desde tiempo de la Colonia Calle La Muralla, después Calle Orinoco y posteriormente por un capricho de los aduladores Calle Gómez.  Por supuesto, cuando cayó el Dictador, también cayeron sus estatuas, nombre y consignas como aquella tallada por el General Pérez  Soto sobre la roca dela Escalinata también llamada del campanario “Viva Gómez y adelante”.
El 28 de octubre de 1947 el Gobierno regional decretó la construcción total del Paseo Falcón por el sistema de concreto, desde su iniciación en la calle Orinoco frente a Beco Sucesores de Blohm, hasta su terminación en el Puerto de la Aduana.
A partir de 1967 que fue totalmente remodelado para elevar la cota de protección de la ciudad contra las periódicas crecidas del río, pasó a llamarse ambos tramos, Paseo Orinoco. Fue inaugurado  junto con el Puente Angostura y costo cuatro millones de bolívares. Consta de ocho secciones y dos vías de circulación divididas por una isla de 1.500 metros con árboles corpulentos, acera, pasarela a la margen del río, jardines, puesto de descanso, faroles zonas de establecimiento, sistema de sonido para música ambiental y los bustos del licenciado Francisco Antonio Zea, presidente del  Congreso de Angostura; monseñor Mariano Talavera y Garcés, administrativo apostólico de la diócesis de Guayana (1829-1841) y Bachiller. Narciso Fragachán, introductor del bachillerato privado en la ciudad.
La plaza Falcón dentro del Paseo tenía un busto del caudillo falconiano de la Guerra Federal, además de barandas protectoras y glorietas.  Cuando Sucre Figarella resolvió remodelar el Paseo, reubicó el busto  en sector cercano al Gimnasio Cubierto de Las Moreas.
El antiguo Paseo Falcón tenía una isla central alta, larga  y ancha sombreada por corpulentos árboles donde los dueños de cantinas de las galerías colocaban mesas y sillas para los paseantes muy bien atendidos por mesoneros que servían bebidas en bandejas plateadas, piscolabis de toda clase, confites y almendras importadas.
Los fines de semana y días feriados, el Paseo Falcón era más animado pues por las noches había función musical o retreta por parte de la Banda del Estado y cuando ocurría algún impedimento el Gobierno contrataba a la Orquesta Criolla de Telmo Almada.  Allí en el Paseo Falcón el compositor zaraceño estreno “Canciones de Himeneo” y el fox trot “Mascarada” que mucha fama le dieron.
Al pie del busto de Falcón, Lucila Palacios, siendo una jovencita frágil, pronunció la primera arenga contra el sistema gomecista que quedaba cuando este falleció el 17 de diciembre de 1935.

De manera, que el Paseo Falcón reinaugurado en 1910 con ese nombre por el Presidente del Estado, general Arístides Tellería, era el sector socialmente neurálgico de la ciudad, donde los parroquianos se encontraban semanalmente para tertuliar y disfrutar la función musical de la retreta.  Muy escasas diversiones entonces.  No había cine establecido, pero en esos días había  llegado una empresa de espectáculos con el siguiente cartel: Compañía Cinematográfica de Oriente –Cinematógrafo Power – Extraordinarias funciones – Para el jueves 14, sábado 16 y domingo 17 –El último cartucho y los Tres mosqueteros – Precios de costumbre – Esta compañía llegó en el vapor “Venezuela” luego de una larga temporada en Caracas. (AF).

El Pescador más viejo del Orinoco


Oscar Castro, era el pescador más antiguo del Orinoco cuando lo entrevistamos sobre el Manatí y casi que olvidaba  su nombre porque la gente lo obligó desde muchacho a responder por “Corocoro”.  Cuando lo entrevisté  llevaba sesenta años pescando en el Orinoco y vivía en la misma orilla del río padre, fumando cachimba y remendando redes durante su tiempo de ocio.
       Vivía en la margen izquierda del río, al borde de la colina donde el armador Alberto Minet tenía la casa más placentera de Soledad y desde donde se domina el empinado casco urbano de Ciudad Bolívar y la Piedra del Medio que mide las subidas y bajadas del río.
       Oscar Castro, además de pescador fue fiscal de pesca y caza hasta que el MAC lo jubiló después de haberle servido durante treinta años. Entonces era sesentón. Cuidaba Corocoro las tortugas de Pararupa y también las bocas de los caños contra el aldrin y el barbasco que suelen emplear los enemigos de la fauna orinoquense.
       Cuando comenzó a ser fiscal de pesca, asistió a unas cuantas charlas y aprendió muchas cosas, entre ellas, lo que significaba continuar sin control con la captura del caimán, la tortuga arrau y el manatí. Eran piezas de la fauna orinoqueña que corrían el riesgo de desaparecer por la forma intensa e irracional de su explotación.
       Castro creía que de estos anfibios, el Manatí es el que está en desventaja. Quedaban pocos, acaso menos de un centenar, incluyendo no sólo los que pueblan el Bajo Orinoco y Apure sino también el Delta y el Golfo de Paria.
A Oscar Castro, bolivarense del Barrio la Alameda,  lo apodaban Corocoro, siendo éste un pez de mar y él un hombre de río. ªEse apodo del que jamás pude librarme, se lo debo a un maldito paisano que me encontró semejanza, no con el sabroso corocoro de mar sino con esa garcita negra llamada así y que mucho anda por estos lares.
       -Lo que quiere decir, que usted como la Corocora tampoco sale del río.
       -Así es. Desde la edad de 12 años no he podido alejarme del río y cuando una vez quise cambiarlo por el mar, debí regresar porque no es lo mismo naufragar en el mar que en el río donde la costa está al alcance inmediato de uno. El río, chico, es mi vida, es mi manera de ser y de sentir y la pesca el oficio más placentero del mundo. Y ahora, para mayor fortuna del pescador, el pescado se paga bien, tanto o mejor que la carne.
       -Usted, por supuesto, ¿con tantos años de pesca acumulados, debe estar rico?
       -Qué voy a tener, estoy más limpio que el c...
       -¿Y esa casa, ese familión, esas redes, esas curiaras, esos motores?
       -Todo eso se lo debo al río, pero de allí no pasa, porque si bien el pescado pasó a equipararse en precio a la carne, el de los insumos ha subido tanto como el precio del dólar.
       -Entonces, ¿la situación está mala para usted?
       -Para mí y unos cuantos.
       -¿A qué partido político de tantos pertenece, Corocoro?
       -Nunca he sido político.
       -Cuando votas, ¿por quién lo haces?
       -No te puedo decir.
       -Desde que tienes uso de razón ¿cuál crees que ha sido el mejor Presidente de la República?
       -Te voy a decir la verdad: Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez.
       -¿Conociste a Gómez, por casualidad?
       -Lo conocí en Macuto. Tenía yo 18 años y navegaba en un barco llamado el San Vicente.
       Oscar Castro, primero que pescador fue marinero de los barcos de la Venezolana de Navegación. Recuerda que a muy corta edad lustraba zapatos y a los trece debió embarcarse en El Amparo, capitaneado por el Cabo Vito, en el cual sufrió más de un mareo cuando el barco salía del estuario orinoqueño rumbo a Trinidad, Maracaibo o Curazao.
       Un día se cansó de El Amparo y se embarcó en El Delta, con el capitán Chity Pardo. Allí conoció a Pedro Estrada, trabajando como Contador. Él que se ganaría en la década del 50 el título de Chacal de Güiria dejó durante su paso por el Delta, evidencias claras de lo que sería después cuando le tocó ser Jefe de la terrible Seguridad Nacional. Perseguía y amenazaba a la marinería para evitar que pasara alguna pacotilla de contrabando.
       Luego fue marino del Bienvenido, un barco inglés que hacía escala en Trinidad, Barbados, Martinica, San Lorenzo y Cayena, transportando ganado desde Ciudad Bolívar. Ganaba 27 dólares al mes, un poco más que en El Delta y casi lo mismo de lo que comenzó a devengar después (1945) en el remolcador Alberto Lewis, donde prácticamente terminaron sus andanzas de marino.
       El Alberto Lewis naufragó el 5 de diciembre de 1945 cuando remolcaba una chalana cargada de yeso, desde Puerto Colón a Puerto Cabello. Se hundió en las Bocas de Trinidad, entre Los Paticos e Islas de Patos.
       -A punto de perecer ahogados estuvimos once tripulantes que nadando buscábamos alcanzar la costa, cuando al cabo de cuatro horas apareció el barco Aída y la Lancha Fiscal de Güiria para socorrernos. A bordo venía Luis Piñerúa Ordaz, quien era el Administrador de la Aduana.
       -Pedro Estrada te trató mal y Piñerúa te salvó. Allí está la diferencia entre Dictadura y Democracia: sin embargo, tú tienes mejor percepción del gobierno dictatorial ¿por qué?
       -Por el orden, la disciplina. Hoy en día cualquier pavito te falta el respeto y si lo reprendes con un jalón de oreja, inmediatamente te cita el Consejo Venezolano del Niño.
       -El Instituto Nacional del Menor ¿querrás decir?
       -Para el caso es igual, chico.
       -De manera Corocoro, ¿qué la democracia definitivamente no funciona?
       -Sí funciona, lo que pasa es que tiene las manos muy blandas, pero no vayas a poner esa vaina.
       Oscar Castro es un personaje pintoresco de la angostura del Orinoco. Muy solicitado por quienes desean navegar el río y enterarse de la pesca artesanal. Cosa rara, Corocoro no cree mucho en la religión católica, tampoco en brujería ni en nada por el estilo. Sin embargo, le preguntamos si creía en Dios.
       -No creo en Dios sino en una mano poderosa.
       -Entonces, ¿niegas la existencia de Dios?
       -¿Quién vió a Dios para retratarlo? Nadie
       -¿Y en Jesucristo?
       -No, porque se dejó j... por los judíos.
       -Pero, resucitó.
       -Ese es el negocio de los curas.
       -¿Y en los Santos?
       -No en los de cartón, ni en los de palo o yeso.
       -¿Y en la Virgen del Valle?
       -¡En esa si es verdad que no dejo de creer! (AF)



      


El Manatí del Orinoco

         Al dictador Juan Vicente Gómez, cuando estuvo en Ciudad Bolívar sometiendo a los revolucionarios de la Guerra Libertadora, le llamó fascinantemente la atención este sirenio llamado Manatí y en 1932 se le cumplieron sus deseos de tener un ejemplar en el zoológico de Maracay.
       Fue un regalo del Presidente del Estado Bolívar, Dr. Toribio Muñoz (1931-1933). Según la información publicada en el vespertino El Luchador del 12 de marzo de 1932, el Manatí era de pocos meses y fue capturado con arpón. Tendría un metro de longitud y unos 30 kilos de peso.
       El Manatí gigante mide hasta cuatro metros y según los estudios hechos hasta ahora puede vivir medio siglo, si es que lo dejan vivir porque como otros pisciformes del mar y del río, también tiene voraces depredadores que no respetan su tamaño para atraparlo de alguna forma y aprovechar tanto su piel como su grasa, su carne y sus huesos.
       Oscar Castro, alias Corocoro, el pescador más antiguo del Orinoco, sostiene que la carne de este sirenio tiene según sus partes y color, sabor de cordero, de res, cerdo y lau-lau.
       -Que tenga sabor de lau-lau no extraña porque, al fin y al cabo, ambos se alimentan de gamelotes, ramas y frutas.
       -También la res y el cordero son herbívoros.
       -Pero no son acuáticos, ni tampoco anfibios.
       -Tienes razón.
El Manatí es como un zeppelín, de tamaño que puede variar entre tres y cuatro metros en su estado bien desarrollado. Su trompa, vista de perfil, se asemeja a la de un cerdo y de frente alienta el aire de una tortuga. Delante, a manera de brazos cortos tiene dos aletas y en la parte posterior sólo la cola, la cual termina en un borde redondeado. El color de su piel, gruesa y rugosa, varía de acuerdo con el ambiente de su habitat. En el mar, gris azulado y en el río, pardo claro.
       Es manso, fácil de capturar con palanbre y arpón, especialmente en tiempo de aguas bajas. Al manatí de mar los pescadores y marinos lo llaman vaca marina. No obstante respirar como los seres humanos pues tienen pulmones y sangre caliente, paren sus hijos debajo del agua y los amamantan con unas ubres que apenas le cuelgan cerca de las axilas.
       -¿Para qué la captura de estos animales?
       -Su carne es sabrosa. Tiene cuatro sabores y, además de su piel utilizada para fabricar bastones, se aprovecha la grasa y los huesos que muchos hacen pasar por marfil. La piel y los huesos, reducidos a ceniza igualmente son utilizados para el tratamiento de ciertos males como el asma y para detener hemorragias.
       Pero ésos son usos que pasaron a la historia de los tiempos en que el Manatí abundaba en las costas de Paria y el Orinoco. Hoy apenas quedan unos pocos protegidos por la veda. Una veda tardíamente dispuesta por el Ministerio del Ambiente y la cual data de septiembre del 78, año en que también la Fundación de Defensa de la Naturaleza (FUNDENA) programó un estudio a través de los científicos, Edgardo Mondolfi y Kalus Muller, quienes alarmados, dieron la alerta sobre el crítico estado de merma de esta valiosísima especie de la fauna orinoqueña.
       Para Castro, el manatí es el animal acuático más grande del Orinoco. Luego le sigue el caimán, la tonina y en cuarto lugar estaría el Lau-lau que crece hasta dos metros y al igual que el Manatí hay que pescar con palangre o arpón, y con carnada a grandes profundidades.
       Considera que el Lau-lau, además de hábitos carnívoros, pues cae con carnada, se alimenta, al igual que el Manatí, de ramas, frutas y gamelotes. El lo ha capturado entre Caicara y el Delta y de todos los bagres del Orinoco, no sólo es el más grande sino el de carne más exquisita. Tiene gran demanda y es el único pez del Orinoco que usted encuentra en el Menú de los mejores restaurantes.
       Después del Lau-lau, en demanda, le sigue el Bagre amarillo. Su carne es de excelente calidad y se puede pescar no sólo en el canal del Orinoco sino también en las zonas de inundación, vale decir, en rebalses o lagunas, al igual que la sapoara, lo que no suele ocurrir con el Lau-lau.
       Otros bagres de menor demanda son el Blanco Pobre, Cajaro, Cabo de hacha, Doncella, Dorado, Mapurite, Rayao, Bagretigre, Bagre yaque, Bagre garbanzo, Bagre paisano y Bagre zapato. (AF)

       

lunes, 20 de agosto de 2018

Bolívar nadó en el Orinoco con las manos atadas



En su libro “Misceláneas”, el profesor José Francisco Miranda (Fitzí) escribió una crónica sobre Josefina (Pepita) Machado titulada “La querida del Libertador”, en la cual relata que “…los amantes por las tardes pasean por las orillas del Orinoco. Ella se encuentra triste, le oculta al amado que por las tardes tiene fiebre y manchas rojas quedan en sus pañuelos cuando tose. El Libertador observa que ella está como absorta y un día, para distraerla le dice al edecán: ¿Usted sabe nadar? Sí mi General, nado muy bien. Pero no mejor que yo. Aquella corbeta está como a cien metros de la orilla le apuesto a que llego a ella primero que usted. En el acto se despoja de casaca y camisa, hace que el oficial le ate las manos con la corbata tirándose a las aguas. El oficial se lanza a las olas y nada a su lado teniendo que ayudar para que alcance el barco, pues respiraba apenas. Y ya sobre cubierta dice: usted nada mejor que yo, pero lo hice. El amado remonta el Orinoco para no parar su carro triunfal hasta Ayacucho. Aquí queda la bella mujer a quien ronda la muerte, dos años transcurren hasta que ella parte a reunirse con él, pero morirá atravesando el llano cuyos calores le resultaron letales. (AF)