Agosto y abril son los extremos del Orinoco.
En agosto llega a la plenitud de sus aguas en inminente desborde y en
abril casi todo el caudal del invierno se ha terminado de ir al mar.
Los extremos no son deseables y no hay río que juegue más a los
extremos que este río, hechura de Amalivac para comunicar a los pueblos. Es la
leyenda.
Cuando sobrepasa la cota 17.9, acaba con poblados y sembradíos y cuando desciende como en 1923 a menos de dos metros sobre el nivel del mar, es casi imposible la navegación y se puede vadear de una
costa a otra saltando entre riscos y bancos
de arena.
Al menos es lo que dice el bachiller Ernesto Sifontes en una de sus
monografías del año 58: "Según la tradición —escribe—, en 1844 hubo una
enorme crecida del Orinoco que subió hasta la cuadra Babilonia... En cuanto al
nivel más bajo que conocemos, lo presentó el
23 de marzo de 1923 y fue entonces cuando se cortó, se pobló de playones
arenosos con canales entre ellas y de troncos secos que impedían la navegación, incluso la de curiaras o cayucos,
pudiéndose ir de una ribera a otra vadeando
los canales o saltando por sobre las pequeñas islas".
Cuando se registra una gran crecida como la de agosto de 2018, es posible
que el próximo abril el estiaje sea muy pronunciado, podría llegar a un extremo
peligroso y cortar se como en 1923, pero los ribereños no creen
en esa posibilidad. No creen que vayamos a un verano severo como el ocurrido en tiempo de la
"humareda", 1925 y 1926 que se empataron los veranos y marcó la
travesía por Guayana del Profeta Enoch,
Lo bueno del río cuando se ha desaguado, cuando todo el tributo de sus
afluentes se lo ha chupado el mar, son sus negras piedras monumentales, su cadena de arrecifes y grandes bancos de
arena que aquí llaman playones.
El playón célebre ya pasado de moda es el de la Cocuyera donde años atrás se veían además de
las luciérnagas alumbrando la noche,
ranitas de dos centímetros, patos y cotúas. El playón de la Cocuyera, antes de ser amurallado, se extendía desde la antigua torre del telégrafo hasta los Castillitos que
era el antiguo puerto de Los Cocos. Por el
lado oriental de la ciudad hay otro playón que es el más frecuentado
por los bañistas los fines de semana. incontrolable.
El problema estriba en que no obstante ser tan llano como la mejor
playa margariteña, tiene algunos pozos que son como trampas y a los Defensa Civil colocaba trapos rojos.
El playón de la Cocuyera como la Laja de la Sapoara dejaron de ser populares para la pesca, el baño y
los banquetes de sandías, desde que amurallaron el frente de la ciudad para que en agosto no se metiera al río como tantas veces lo había
hecho.
Otras playas o playones de blancas y límpidas arenas son los de Isla Orocopiche, Playa Blanca frente a
playa Chacón en Soledad, los Arenales de Buena Vista y San Rafael, la playita
del Degredo y los arenales de Marhuanta.
El playón de la Cocuyera se llamaba antes
"La Escollera" porque contiene un escollo pedregoso contra el cual chocó hasta hundirse el vapor
"Guayana" el 26 de noviembre de
1862. En una crónica escrita por el bachiller Ernesto
Sifontes, observador penitente del Orinoco, decía que el playón de la Cocuyera era como la antesala de
Ciudad Bolívar: "Viniendo de Soledad por lancha, es el playón la primera
tierra guayanesa que se pisa, y si es tiempo
de río seco, como lo es ahora,
la impresión que el viajero recibe es gratísima, dados la blancura del
paisaje y lo majestuoso de ese depósito de arena reluciente, particularmente si es en noche de luna llena. Tiene
también su parte en deportes de juegos atléticos entre muchachos, e igualmente
cuando, en las noches de luna clara, partidas de gente joven se congregan allí a comer las ricas patillas
de la estación y en otras inspiraciones del dios Eros". (AF)
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