Un lau-lau que lucía un bello par de anteojos de hombre rana fue pescado en el estuario
orinoquense por el marino de una barcasa. Lo más
extraordinario del caso es que las gafas
se hallaban colocadas en posición
correcta en la cabeza de este lau-lau
con aires de intelectual. A juzgar
por la cicatriz causada por el
elástico, el pez las llevó puestas un tiempo bastante largo, probablemente un año o más. (AF)
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