El cerro determinado en 1951 como la matriz o fuente primigenia del Orinoco, fue bautizado “Carlos Delgado Chalbaud”, en memoria de quien dio aliento e impulsó a la Expedición Franco.venezolana desde la Presidencia de la Junta Militar de Gobierno.
No obstante, se ha sabido que una comisión mixta venezolana-brasileña, demarcadora de límites, constató que existe en el cerro “Francisco Duarte” una vertiente más larga y caudalosa, proveniente de un lugar de mayor altitud que en consecuencia podría ser la verdadera cabecera del Orinoco. Oficialmente no se ha informado nada al respecto y continúa como verdadero origen del Orinoco el punto de las coordenadas dadas a conocer desde 1951 por la expedición franco-venezolana.
Lo cierto es que el Orinoco, el antiguo Huyapari de los Arukas y Caribes, a lo largo de sus 2063 kilómetros de longitud recostado en forma de arco sobre la roca cristalina del Escudo guayanés, se tiene como el más grande y caudaloso de Venezuela gracias a los centenares de ríos que tributen en su cuenca , pero su nacimiento o cabeceras es apenas, como dijo Apolinar de la Fuente en un informe para la Expedición de Límites, un “despecho de agua” o “un hilillo” como señalo Juan Chaffajón. La Expedición Franco-Venezolana que llegó al borde de la sierra Parima lo describe como un manantial de agua cristalina emergiendo de un enhiesto farallón de 75 metros de altitud. Los escritores y poetas venezolanos lo imaginaron en su origen como un niño de alegres regatos al pie de la Parima en el caso de Gallegos. Andrés Eloy Blanco lo supone como “el ojo de un pájaro”. Carlos Augusto León como “una gota de agua brotando de la tierra y cayendo del viento” y el poeta José Sánchez Negrón como “el primer vagido del alumbramiento”. (AF)
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