lunes, 13 de agosto de 2018

La Cruz del Perdón Visitada por el Orinoco



La Capilla de la Cruz del Perdón ha sido visitada este año por las aguas del Orinoco que busca sus antiguos predios milenarios y se encuentra con una ciudad que hace más de 250 años comenzó a disputarle sus riberas.
       Parte de esa ciudad en crecimiento, es esa Capilla a la orilla del Río levantada, precisamente, por una de las damnificadas de sus aguas que parecen sublevarse cada cincuenta años.
       Antes que la Capilla, había allí, entre piedras, una cruz de fleje, hecha por una mujer en el momento que veía a su hijo que lo llevaban junto con otros reclutas a bordo de un vapor en tiempos del General Vicencio Pérez Soto, a combatir las guerrillas de Emilio Arévalo Cedeño que desde Colombia había cruzado la fronteras por el Amazonas para combatir la Dictadura de Juan Vicente Gómez.
       Ahora, en vez de una Cruz de Fleje, existe una de madera,  traída por otro recluta, José Vicente Iriarte (a) ªTamarindoª  en una de las incursiones militares por alguna extinguida misión capuchina del Caroní.  
       La Capilla fue erigida en la década de 1930 por la culisa Julia González, lavandera del río y devota de la Cruz. Todos los años recogía de puerta en puerta para sus fiestas en Perro Seco y Santa Ana y un día en que el desbordamiento del río amenazaba con llevarle su casa, formuló la promesa de la Capilla a cambio de librarse de la damnificación como en efecto por milagro quedó librada y “en un 3 de mayo, entre orquídeas trinitarias, con lirios ramos de penacho-de-guzmán, con coronillas y resedá, amapolas berberías, levantó el altarcito oloroso e iluminado” escribió la poeta Luz Machado en una crónica publicada en el diario El Nacional de Caracas.
Una de las Cruces populares más antiguas que se conocen en Venezuela es la Cruz del Perdón de Cumaná que según recopilación de Isidro Cedeño, estuvo asociada a la leyenda según la cual una mujer condenada a la horca por un crimen que se le imputaba, se aferró tan fuerte a la Cruz cuando fue conducida al suplicio que fue imposible que los soldados pudieran arrancársela. La desgraciada mujer debió ser perdonada y desde aquel día todo condenado que lograba abrasarse a la cruz quedaba liberado.
       Esa cruz permaneció muchos años en el sitio que en Cumaná así se llama: “Cruz del Perdón” y fue bendecida el primero de enero de 1772 por el Vicario Superintendente Antonio Patricio Alcalá, con el objeto de levantar allí una iglesia.

       De Cumaná se extendió a otros lugares de Venezuela, la devoción por la Cruz del Perdón, incluyendo a Ciudad Bolívar que le erigió una Capilla en el Paseo Orinoco, donde le hacen su fiesta típica todo el mes de mayo. (AF)

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