Los
vecinos de Perro Seco, antigua calle El Poder, hoy Guzmán Blanco, aseguran que
en la playa del Polanco hay un espíritu maligno que molesta y atrapa a los
bañistas. Quienes lo han visto y sentido dicen que es peludo y de allí que sea
identificado como “El Peludo de Polanco”,
aunque otros lo identifican genéricamente como “El Peludo del Orinoco”.
Teófilo Hernández, un pariente cercano de los
Tomedes que solía bañarse en esa playa con los Pérez y los Maradei y nadar
hasta la playita de El Degredo, tenía en el pie derecho la marca que le dejó el
apretón de “El Peludo” cuando intentó
atraparlo. Otros antiguos habitantes de los Palos de Agua y El Pueblito dicen
haber sentido en noches de insomnio los chapuzones que se daba El Peludo, pero
nunca llegaron a verlo como sí lo vieron muchos jóvenes bañistas que escaparon
de su acecho.
Un buzo traído de Margarita para explorar el sitio del
Orinoco donde en l955 se hundió la chalana “La Mucura ” de Levanti,
cargada de vehículos, no pudo cumplir su labor debido a que el espíritu maligno
le salió al encuentro.
Apenas el buzo embutido en su escafandra se sumergió y
tocó fondo, pidió que lo alzaran y ya en cubierta hubo que llamar a un médico,
pues el hombre estaba desvanecido. Luego reanimado dijo haber visto un monstruo
peludo que chapoteaba sus manotas para atraparlo. La chalana jamás pudo
rescatarse, quedó allí para siempre y en torno a su hundimiento se han tejido
muchas fábulas, entre ellas, la de un monstruo que vive encuevado bajo la Piedra
del Medio.
Alí Luces, conocido como “El Tiburón del
Orinoco” confirma la leyenda que le fue
trasmitida directamente por doña Celia Rondón, muy solicitada por los dolientes
de los ahogados cuando éstos quedaban sepultados bajo las aguas del río. Solicitada porque ella oficiaba un rito que
nunca le fallaba y que consistía en rezarle una oración a la Virgen de la Candelaria mientras una
totuma con vela adentro encendida era empujada por la corriente hasta quedar
detenida. El buzo, generalmente el Mocho
Augusto Castillo buceaba en la zona y allí casi siempre aparecía el cuerpo del
ahogado.
Pues bien, la doña contaba que el tal
Peludo era un marino mestizo muy peludo, hijo del encuentro forzado de un negro
esclavo africano con una india del Orinoco, que fue arrojado al río tras un
conflicto con el Capitán de una goleta surta
cerca de la isla El Degredo,
mientras esperaba puerto abierto de atraque.
El Peludo tiene una lista larga de atrapado por la costa y arrecifes del Orinoco,
especialmente en la Playa
del Polanco, por eso calza el cognomento de “El Peludo del Polanco” Otros han sobrevivido como es el caso de
Teófilo Hernández y del ex sargento de la Guardia Nacional , Silverio
Mogollón, residente en la calle Las Flores.
Mogollón antes de ingresar a la
GN se bañaba en la playa de La Cerámica cuando junto a
una de las gigantescas piedra del Orinoco emergió El Peludo queriéndoselo
llevar, pero quedó paralizado luego de pegar un salto de espanto y brinco. En la arena fue auxiliado y llevado hasta su
casa donde pasó días en un chinchorro,
desvariando y a punto de perder la razón.
Alí Luces, su amigo,
que ha buceado el lecho del Orinoco buscando ahogados, rescatando
lanchas naufragadas, pescando y desprendiendo de las piedras sumergidas el
famoso camarón negro, nunca,
afortunadamente, se ha topado con El Peludo, pero ha oído y escuchado cada
historia, cada episodio, que no sabe si dudar o creer.
Quienes dicen haber visto a El Peludo y sobrevivido a
sus chapuzones y arremetidas, aseguran que el misterioso y maligno señor de las
aguas estriadas tiene un grito de guerra y que cuando fracasa se despide: “¡Se
va el sapo!”. (AF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario